martes, 12 de junio de 2018

Cinco pasos en la lucha mundial contra un mosquito - Planeta Futuro


Hay campañas, fondos, investigación... Todo es poco contra ese insecto imbatible que transmite la malaria. He aquí cinco pasos en esta lucha mundial por reducir el casi medio millón de muertes anuales

Acabemos con la malaria para siempre. Esta es la consigna que ha elegido la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el día mundial contra esta enfermedad causada por un parásito que se transmite por la picadura del mosquito hembra del género Anopheles. El organismo pone el foco en la importancia de la prevención, pues "está demostrado que funciona". Sin embargo, se calcula que en 2016 hubo 216 millones de casos de paludismo en 91 países —lo que significa un aumento de aproximadamente cinco millones con respecto a 2015— que causaron 445.000 muertes.

"En los últimos años hemos hecho grandes avances en la lucha contra la malaria. Pero estamos en un momento decisivo. Si no se toman medidas urgentes ya mismo, nos arriesgamos a volver atrás y a no alcanzar las metas mundiales establecidas para 2020 y los años siguientes", advertía Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, tras la publicación de estos datos. Con este panorama, cualquier ayuda parece poca para luchar contra esta enfermedad que desangra especialmente a África. En 2016, el 90% de los casos y el 91% de los fallecimientos se produjeron en esta región. Para que la cuenta atrás contra la malaria llegue algún día a cero es necesario dar varios pasos. 

4. Identifica al enemigo

Un parásito y los mosquitos que lo transmiten. Esos son los objetivos. Las investigaciones contra la malaria se centran en atacar a uno y otro. Hasta la fecha, la estrategia más efectiva según los expertos es evitar la picadura de la hembra de Anopheles con armas tan sencillas como mosquiteras e insecticidas.

Pero, ¿tememos suficientemente a los mosquitos? ¿Más que a los tiburones? Seguramente, la respuesta mayoritaria sea que no y Bill Gates —el mayor filántropo y donante privado en la lucha contra la enfermedad— explica por qué estamos equivocados. “Este animal mata a más personas en un día que los tiburones en un siglo. (…) Me quitan el sueño”, escribe en su blog sobre los mosquitos.
“Incluso si sabes que tienes 50.000 veces más probabilidades de ser asesinado por un mosquito que por un tiburón, el instinto humano gana. Una foto de una víctima de ataque de tiburón en las noticias de la noche provoca una reacción visceral, porque la amenaza es obvia. La imagen de una víctima de malaria en una sala de hospital no dispara nuestro instinto de miedo de la misma manera”, razona.

No es una preocupación nueva. Ya en 1943, Walt Disney trataba de trasladar un mensaje similar a los niños caracterizando al Anopheles como enemigo público número 1. "Se le acusa de transmitir la enfermedad, de robar horas de trabajo, de llevar el sufrimiento y la miseria a incontables millones de gentes en muchas partes del mundo", comienza un corto animado de algo menos de 10 minutos.

3. Reúne tus armas


Los fondos de todos cuentan: La OMS calcula que en el mundo se invirtieron 2.700 millones de dólares en el control y la eliminación del paludismo en 2016, una cifra muy inferior a los 6.500 millones anuales necesarios de aquí a 2020 para alcanzar las metas de reducir en un 40%, como mínimo, la incidencia de casos y su tasa de mortalidad para esa fecha, como se establece en la estrategia mundial de la OMS.

Diversas iniciativas, por pequeñas que sean, son bienvenidas para lograr tal objetivo. Un ejemplo: el 25 y 26 de abril se celebra un mercadillo en la clínica madrileña Santa Elena para recaudar fondos para el programa Escuelas contra la malaria que la Fundación Recover tiene en tres colegios de Camerún, y cuyo objetivo es capacitar al personal docente de los centros educativos para que puedan identificar la enfermedad desde el primer síntoma con el fin de poder tratarla a tiempo, lo que se traduce en una disminución de la tasa de mortalidad infantil y de las ausencias escolares. El coste aproximado anual del programa para una escuela es de tan solo 3.000 euros, y permite llegar a más de 1.000 niños y niñas.

Inteligencia (también artificial): Google ha desarrollado ARM, un microscopio de realidad aumentada capaz de aprender y detectar de manera rápida y eficaz el cáncer y enfermedades infecciosas como tuberculosis o malaria. El prototipo permite realizar análisis en tiempo real y presenta los resultados en el campo de visión del profesional, en una pantalla. ARM se puede adaptar a otros microscopios ya existentes en los hospitales de todo el mundo, por lo que su implantación tendría un bajo coste. Existe otro microscopio, EasyScan_GO, que gracias a un software de reconocimiento de imágenes identifica y cuenta parásitos de la malaria de una muestra de sangre en 20 minutos.

Innovación low cost. Tras pasar por un episodio de malaria, el estudiante ugandés de ingeniería informática Brian Gitta decidió que tenía que hacer algo para acelerar el diagnóstico. Con otros seis compañeros desarrolló un dispositivo reutilizable de bajo coste que puede detectarla de forma rápida y precisa, y sin extraer sangre. El invento se llama Matibabu y es una pinza que se coloca en el dedo del paciente. Esta despide un haz de luz roja sobre la piel y detecta cambios en la forma, el color y la concentración de glóbulos rojos que están afectados. El dispositivo, luego, envía los resultados a un ordenador o teléfono móvil. A través de una app, el usuario puede ver toda la información, enviarla a su médico o geolocalizar los lugares donde se hizo el test por última vez.

Drones. En Malasia se han documentado infecciones en humanos causadas por el Plasmodium knowlesi, un parásito de la malaria del que se pensaba que solo infectaba a algunas especies de monos. Con el fin de monitorizar el impacto de la enfermedad, un grupo de científicos de la London School of Hygiene and Tropical Medicine puso en marcha The Monkey Bar Project, en el que se utilizan drones para documentar los cambios en el paisaje. Esta necesidad surge porque se ha encontrado una relación entre la deforestación y la mayor incidencia de este tipo de paludismo entre humanos: en las zonas con menos árboles, es hasta tres veces mayor, y se cree que porque los monos salen de su hábitat para buscar alimento en tierras de cultivo. Utilizando drones se pueden obtener imágenes muy detalladas de las áreas donde prevalece la enfermedad. Además, es más económico que utilizar imágenes satelitales. En Zanzíbar también usan los drones para identificar las áreas con más agua, donde es más probable que se reproduzcan los mosquitos que transmiten la enfermedad. La próxima fase de este proyecto consistirá en trasladar esas imágenes a los teléfonos móviles para orientar la fumigación con insecticidas sobre las áreas identificadas.

Datos. Visualize No Malaria es una iniciativa que reúne la experiencia en salud global de PATH (una ONG especializada en tecnología aplicada a la salud), el sector privado y el Gobierno de Zambia. Surgió ante la necesidad de analizar y compartir datos con mayor rapidez y eficacia para rastrear la enfermedad en tiempo real y ver cómo actuar contra ella pues, tradicionalmente, lo habitual era encontrarse montañas de información desactualizada de clínicas de lugares a veces remotos, y trabajadores comunitarios que tenía que desplazarse muchos kilómetros para transmitirlos, o los mandaban por Internet mediante conexiones muy lentas. No había manera de comprobar si la información estaba completa o bien contrastada. Visualize No Malaria permite el acceso a un potente análisis automatizado de toda la información recabada sobre la enfermedad en el país. De un vistazo se pueden conocer y comparar los datos de cada paciente, los patrones, o dónde falta información. Parece que funciona, pues en el sur de Zambia la incidencia ha disminuido un 92% desde que se implementó esta iniciativa.

2. Consigue aliados

Decenas de organizaciones se han unido bajo el lema #Malariamustdie (La malaria debe morir) con el objetivo de concienciar a los líderes mundiales de que la lucha contra esta enfermedad es una batalla de todo el mundo. En concreto, el objetivo de esta campaña de concienciación es la de reducir a la mitad la incidencia de está enfermedad en la Commonwealth (más de medio centenar de países con lazos históricos con Reino Unido) para 2023.

La campaña ha conseguido sumar a decenas de lo que ellos denominan champions (campeones), estrellas que han apoyado la causa y han mostrado su adhesión en redes sociales. El tenista Andy Murray y el exfutbolista David Beckham han sido dos de ellos.
Pero los primeros aliados en la lucha contra la malaria muchas veces son los propios habitantes de los lugares que más la padecen. En África, desde hace décadas las campañas tratan de llegar a la población para concienciarla y que se protejan dentro de sus posibilidades. Evitar que proliferen entre las basuras acumulaciones de agua, desinfección, mosquiteras... son algunas de las herramientas. Y una buena comunicación para llegar a ellos, otra. Estos son algunos carteles que se han usado en el continente a lo largo de los años.

1. No decaigas

Si en los tres primeros lustros del milenio se consiguieron extraordinarios resultados en la reducción de la malaria en el mundo no fue por casualidad. Grandes inversiones y compromisos políticos permitieron que tanto los casos como las muertes se redujeran extraordinariamente: las víctimas mortales cayeron en un 60%. Pero la reducción no seguirá si estas aportaciones no continúan, como advertía la Organización Mundial de la Salud en su último informe mundial sobre la enfermedad. Los progresos se han frenado: el número de afectados ha subido y las muertes han repuntado.
A la falta de recursos económicos para luchar contra el paludismo se unen además tres grandes enemigos que pueden dificultar el sueño de terminar con él:

Cambio climático. La subida de las temperaturas en el mundo provoca que el Anopheles pueda vivir en lugares donde antes no lo hacía. El mosquito de por sí no es peligroso si no tiene Plasmodium que transportar. Pero los viajes internacionales pueden hacer que una persona regrese a su país portándolo. La presencia de estos insectos a su alrededor tiene el potencial de que cada infectado produzca hasta 100 transmisiones. No se debe obviar la amenaza de que resurja en países donde la enfermedad ya estaba erradicada y es necesario permanecer en guardia.
Un niño duerme debajo de una mosquitera en Burundi. WORLD VISION

Resistencias. El parásito de la malaria ha ido adaptándose a los fármacos que sirven para luchar contra ella y los mosquitos hacen lo propio con los insecticidas. Se han registrado preocupantes resistencias sobre todo en el sudeste asiático. Esto quiere decir que los medicamentos dejan de ser efectivos, por lo que la ciencia vive en una carrera constante para buscar nuevas moléculas que venzan al microorganismo. La edición genética, como advertía recientemente Bill Gates, puede ser un poderoso instrumento para contrarrestar estos mecanismos.

Hambrunas. Los éxitos contra el hambre han seguido una senda similar que los logrados contra la malaria. Después de 15 años de éxitos ha vuelto a repuntar en los últimos dos. Aunque no se sabe si esto será una tendencia o un mero bache en el camino, supone otro obstáculo en la erradicación del paludismo, ya que se ceba especialmente en niños malnutridos, que no tienen la fortaleza física para luchar contra el parásito. Un ejemplo es Burundi, que con 11,5 millones de habitantes en 2017 reportó 6,5 millones de casos. La inseguridad alimentaria es parte del problema allí. También están especialmente amenazadas las zonas de conflicto, donde el hambre se abre paso, así como en países con graves crisis, como Venezuela, donde la malaria ha vuelto a ser un problema.

0. ... para afrontar el futuro: ¿cero casos?

Hay quienes imaginan, investigan, luchan, donan, se suman a campañas o trabajan por alcanzar un mundo sin paludismo. La estrategia Técnica Mundial contra la Malaria (2016-2030) marca los objetivos que se pueden ver en la siguiente tabla:

El número tres de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda internacional acordada por la ONU para lograr un mundo mejor para 2030, es más ambicioso: “Para 2030, poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles”. Misión: adiós, malaria.

  Fragmento del cartel de una campaña contra la malaria de la ONG Center for Infectious Disease Research (pinchar para ver completo).

Madrid 25 ABR 2018 - 00:02 CEST EL PAIS



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