Ningún alimento engorda o adelgaza por sí solo, pero la papa cambia sus calorías según su modo de cocción. Aquí te ofrecemos un listado de referencia y como cocinarla mejor.
Más allá de las propiedades nutricionales
que caracterizan a este tubérculo tan familiar en nuestras cocinas, la papa
ha logrado permanecer en su puesto de "alimento básico" generación
tras generación.
Junto con otros productos, como el arroz y el pan, la papa ha ganado la
batalla contra el hambre en tiempos difíciles, es uno de los platos más
recurrentes para alimentar de forma equilibrada a toda la familia. Su precio
asequible a casi todos los bolsillos y la posibilidad de cocinar con ella
infinidad de platos hace que llegue a sustituir a otros alimentos.
Ahora bien, conviene aclarar que la papa no
es el sustituto idóneo del arroz, la pasta, las verduras, más bien
complementa el menú por su aporte extra de carbohidratos. La papa, cocinada
de forma sencilla; hervida, cocida o asada, no aporta muchas calorías por lo
que invita a creer que se puede comer sin mucha limitación, cualquier día y a
cualquier hora. Sin embargo, el valor energético de la papa cambia de forma
notable según se cocine, de modo que frita proporciona cuatro veces más
calorías que cocida. Además, por su contenido en Glicoalcaloides no debe de
ser ingerida con frecuencia por personas co dolencias articulares.
No lo determinará las calorías ni los
carbohidratos sino como se cocina.
Las papas fritas casi cuadruplican las calorías (290 Kcal./ 100 gramos) en
comparación con la misma cantidad de papa hervida, asada o al vapor (80
Kcal.). Diferentes platos, preparados de maneras diversas y con las técnicas
culinarias apropiadas, diversifican la dieta y la hacen más apetecible y
viable, pero no todas las preparaciones de papa sirven para todas las dietas
terapéuticas. Su papel energético es útil para aumentar las calorías de caldos,
sopas, purés o ensaladas, enfocado a preparar platos hipercalóricos para
personas desnutridas e inapetentes. Estas opciones son igual de acertadas
para quienes necesitan más energía como niños y deportistas.
Tipo de preparación
(100 gramos de papa)
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Energía (Kilocalorías/100 gramos)
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Al vapor
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70 Kcal.
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Cocidas o hervidas
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80 Kcal.
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Asada al horno
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101 Kcal.
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Salteada
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134 Kcal.
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Papas fritas
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290 Kcal.
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Guisadas o estofadas
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El valor energético
dependerá de la cantidad de aceite usada para guisar
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Papas fritas de
bolsa
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538 Kcal.
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Papas al vapor,
cocidas o hervidas, asadas, aliñadas con aceite
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Al valor energético
de la papa cocinada, se suman 90 Kcal por cada cuchara sopera de aceite
empleada. Así, 100 g de papa cocida (80Kcal) aliñada con dos cucharadas de
aceite de oliva (180Kcal), proporciona 260 Kcal.
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Por tanto, ningún alimento engorda o
adelgaza por sí solo, es el conjunto de alimentos consumidos a lo largo del
día y la costumbre alimentaría que se tenga de comer (cantidades, forma de
cocinado, tipo de alimentos...) lo que redunda en un consumo global de más o
menos calorías.
La papa cocida tal cual aporta pocas calorías respecto a otras preparaciones
de papa, como puede ser frita o en comparación a otros alimentos o platos
habituales en los menús (croquetas, bollería, embutidos, quesos, dulces,
etc.), también más energéticos.
Un tipo de papa para cada uso
La textura de los alimentos juega un papel
clave en su aceptación y gusto para el paladar. En el caso de las papas, el
almidón es el factor más importante y determina cómo se comportan las
distintas variedades en la cocina. Una papa con alto contenido en almidón
tiene una textura seca y harinosa y se desintegra durante la cocción.
- Papa frita. Para
freír, se recomiendan variedades de papa tardías, como la Bintje, que
madura durante más tiempo y tienen menos agua. Una buena papa frita,
menos grasienta y calórica, se consigue si se sumerge en abundante
aceite caliente (160-170ºC en la freidora). La sal se añade a las papas
una vez fritas, solo así juega su papel de condimento.
- Al vapor. La
preparación que mejor conserva los nutrientes es la cocción al vapor, incluso
con piel, siempre y cuando se laven bien las papas y se cepillen con
suavidad para eliminar los restos de tierra y pesticidas.
- Cocidas o hervidas: Si se desea elaborar un plato hervido
o cocido, lo mejor es elegir papas tempranas, de carne compacta y
harinosa -como la Jaerla-, ya que mantienen su forma tras la cocción y
consiguen un caldo espeso.
- Asadas y guisadas. Las papas idóneas son las de carne
tierna que absorben mejor los sabores, como la Kennebec. Para cocinar
purés conviene optar por la Monalisa, que tiene carne tierna y harinosa.
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