“No ha sido detectado ningún problema físico-químico, solo
en la cata que es un método inseguro”, opina Primitivo Fernández, director
de Anierac
(Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites
Comestibles). Explica que llevan tiempo buscando
la manera para diseñar un método más fiable, una “nariz electrónica” que
reduzca el componente subjetivo: “El aceite es el único alimento en el mundo
que se define con un método cata, y las diferencias de criterio causan un problema
de falta de seguridad jurídica”. Anierac y Asoliva (Asociación Española de la
Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva) enviaron la semana pasada
una carta al ministro de Agricultura, para pedirle que suspendiera la
publicación del estudio alegando el daño económico que podría generar al
sector. También mandó dos burofax a la OCU, el último este jueves por la
mañana, solicitando que no divulgara el análisis.
La OCU, por su parte, ha denunciado a todas las empresas
que según su análisis han incumplido ante las comunidades autónomas por fraude
en el etiquetado. “Es hora de que pongan sanciones ejemplarizantes”, ha
dicho este jueves la portavoz de la asociación de consumidores, Ileana Izverniceanu, durante la presentación del
estudio. “Insistimos en que no es un problema de seguridad alimentaria, es
que se vende un producto con una etiqueta que es de superior categoría”.
Resultado del estudio de la OCU
Fuente: Organización de
Consumidores y Usuarios. EL PAÍS
Los productos que obtienen la puntuación más elevada en cuanto a
análisis sensorial y que lideran la clasificación general de la OCU son los
aceites Oleoestepa en envase plástico de un litro —el mejor valorado en
cuatro de los cinco estudios llevados a cabo por la asociación desde el año
2000—, el virgen extra de Carrefour, también en botella de plástico de un
litro, y el Hacendado Gran Selección Cooperativa en botella de cristal de 750
mililitros. Entre los aceites mejor valorados también están otras marcas
blancas, como Auchan, y como productos
de marca, por ejemplo, el Carbonell Gran Selección en envase de vidrio.
Lo mismo ocurre en el otro lado de la lista, la de los aceites
etiquetados como virgen extra que según la OCU no lo son. Entre ellos están a
la vez productos como Hojiblanca el Nuestro en envase de plástico de un litro o
el aceite Dia en botella de vidrio de 759 mililitros.
La cata de la polémica que se
ha repetido tres veces
La cata tiene un peso crucial en el etiquetado final del
producto. Según la normativa europea, los aceites virgen extra son aquellos que
no tienen defectos en el sabor y el olor y tienen un aroma frutado. No son
muchos los laboratorios acreditados para llevar a cabo este análisis en España.
Los catadores tienen que ser expertos y entrenados. Durante la cata, la marca
de los productos a examinar está oculta, así como el color del aceite, que se
mantiene a una temperatura constante.
En estudios anteriores, la OCU había detectado casos de
adulteración por mezcla con otros aceites y un aceite lampante, es decir un
producto sin refinado previo que no podría siquiera comercializarse. Este año,
no se ha topado con ningún
incumplimiento tan grave de
la normativa, pero sí con defectos en olor y sabor, algo que ha ocurrido
también en Bélgica, Italia y Portugal aunque en menor medida, señala la
asociación.
Entre las variables físico-químicas analizadas para
definir a qué categoría pertenece un aceite están la autenticidad, que mide si
el producto está mezclado con otros tipos de aceites, la acidez y el índice de
peróxidos para saber el grado de oxidación. Todos los aceites analizados por la
OCU cumplen con estas características para ser considerados virgen extra. Pero
aparte viene el análisis sensorial, un paso que exige y regula la UE para todos
los países miembros. La OCU ha realizado los análisis según establece el real
decreto relativo a la realización de estudios comparativos de alimentos
destinados a publicarse para informar al consumidor, según asegura en su
estudio publicado este jueves. Tras un primer examen en un laboratorio ha
depositado las muestras del lote analizado en la Administración, tal y come
establece la normativa, para que los representantes de las marcas pudieran
cogerlas y llevar a cabo su estudio.
Al no coincidir el resultado de los dos análisis, la ley
establece que se realice un tercer examen, el dirimente, durante el cual se
permite que esté presente un representante de cada parte. El análisis se
realizó en el Laboratorio Arbitral Agroalimentario del Ministerio de
Agricultura. Y volvió a confirmar la posición de
la OCU. Fernández, de Anierac, explica que el sector tiene dudas acerca de
la representatividad de las muestras y sospecha de que no
hayan sido custodiadas de la manera adecuada. “Se compraron en febrero y
en marzo fueron depositadas en el laboratorio del ministerio [de Agricultura];
hasta las últimas catas en septiembre y octubre han pasado muchos meses, por lo
que es posible que haya habido cambios notables, y los defectos que la OCU dice
haber encontrado son ligeros”. Añade, además, que se trata de defectos que un
consumidor normal no es capaz de apreciar y que crean discrepancia hasta entre
catadores profesionales. “Para nosotros es injusto y
comercialmente demoledor”.
Resultado del estudio de la OCU
Fuente: Organización de Consumidores y Usuarios. EL PAÍS
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