Abren el frigorífico y olvidan qué estaban
buscando. La capacidad del cerebro para ignorar las distracciones disminuye con
la edad y esto influye en la memoria a corto plazo
Pongamos el caso de un
universitario que repasa sus apuntes, mira su programa favorito de televisión y
envía varios mensajes de móvil, todo al mismo tiempo. Un adulto, ya maduro, que
contempla la escena, no duda en reprender al joven por no prestar la debida
atención a sus estudios, a lo que el aludido responderá que es perfectamente
capaz de hacer varias cosas a la vez sin perder comba. Al mayor, que acaba de
olvidar porqué ha dejado la lectura del periódico para ir a la cocina, le
parece imposible. Probablemente, los dos tienen razón.
Los mayores que peinan canas, especialmente aquellos que ya han
entrado en la edad de jubilarse, tienen
más dificultades que los jóvenes para realizar múltiples tareas a la vez, una habilidad que, sin embargo, parece cada vez más necesaria
en una época en la que todo ocurre tan rápido y se imponen las nuevas
tecnologías. Un grupo de científicos de la Universidad de California en San
Francisco (EE.UU.) ha identificado la razón de esta diferencia entre
generaciones. La capacidad del cerebro para ignorar las distracciones o la
información irrelevante disminuye con la edad y esto influye en la memoria a
corto plazo. La investigación aparece
publicada en la revista Proceedings of the National
Academy of Sciences.
Realizar varias tareas a la vez requiere una memoria a corto
plazo, la capacidad de conservar y manipular la información en la mente durante
un período de tiempo. Esta memoria activa es la base de todas las operaciones
mentales, desde aprender el número de teléfono de un amigo para guardarlo después en la memoria del móvil o el seguimiento
del hilo de una conversación hasta
la realización de tareas complejas como el razonamiento, la comprensión y el aprendizaje.
«Nuestros trabajos sugieren que el impacto negativo de la multitarea
en la memoria a corto plazo no es necesariamente un problema de memoria en sí,
sino el resultado de una interacción entre la atención y la memoria», explica
el autor principal del estudio, Adam Gazzaley. Los investigadores saben que la multitarea repercute negativamente en la memoria de trabajo o
memoria a corto plazo, tanto en los adultos
jóvenes como en los mayores. Sin embargo, las anécdotas de los segundos -como
el olvidar qué se quería coger de la nevera después de levantarse de la cama-
indican que el impacto es mayor entre los que tienen más años.
Un rostro inesperado
En su estudio, los científicos compararon la memoria a corto
plazo de jóvenes sanos de ambos sexo con una edad media de 24,5 años con la de
mayores de unos 69,1 años, en una prueba
de memoria visual que implicaba múltiples tareas. A los voluntarios se les pidió ver una escena que debían
mantener en la mente durante unos 14 segundos. Pero mientras la recordaban se
produjo una interrupción y apareció la imagen de un rostro. A los participantes
se les pidió entonces determinar su sexo y edad. Luego, se les pidió recordar
la escena original.
Como era de esperar, los mayores tuvieron menos éxito en el
reconocimiento de esa escena. El análisis de las imágenes de resonancia
magnética obtenidas determinaron por qué. Los autores se basan en los patrones de conectividad en dos áreas del cerebro de los
participantes, la corteza visual y la corteza prefrontal, para
sugerir que los mayores tienen menos éxito en la realización de múltiples tareas. Son menos capaces de desconectar de la tarea intermedia y
reactivar la red neural subyacente a la tarea original.
Según los investigadores, los descubrimientos poseen importantes implicaciones en el estudio de los efectos de la
edad sobre el rendimiento cognitivo, en
particular a medida que las personas tienden a mantenerse durante más tiempo en
activo en el ámbito laboral.
Además, la tecnología moderna crea cada vez más ambientes de
alta interferencia, en los que contestar el móvil varias veces o responder a un
puñado de correos electrónicos mientras se trabaja es, nos guste o no, lo más
normal del mundo.
J. DE JORGE / MADRID
Día 12/04/2011
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