En ratones, la
restauración del ADN de las mitocondrias resulta en la desaparición de las
arrugas, a la vez que evita la caída del pelo.
Demuestran, en
ratones, que la restauración del ADN de las mitocondrias revierte la aparición
de arrugas y la pérdida de pelo asociadas al proceso de envejecimiento. [iStock/Yuri_Arcus]
Aunque en ocasiones no agrade, el envejecimiento
y los cambios físicos asociados a él resultan inevitables. Pero, ¿y si fuera
posible revertir las huellas del paso del tiempo? Según Keshav K. Singh y
su equipo, de la Universidad de Alabama en Birmingham, la clave se hallaría en
el ADN de las mitocondrias, las centrales energéticas de las células.
El estudio, publicado por la revista Cell Death and
Disease, se realizó en ratones. El genoma de los animales se
modificó a fin de que la administración de un fármaco, conocido como
doxiciclina, indujera la eliminación completa del ADN mitocondrial. En consecuencia,
tras 4 semanas de tratamiento, los roedores mostraron pérdida de pelo,
aparición de surcos en la piel, curvatura de la columna vertebral en la región
torácica, así como lentitud de movimiento y letargo.
Curiosamente, algunos de estos cambios
asociados al proceso natural de envejecimiento se manifestaron de distinto modo
en machos y hembras. Así pues, el patrón de alopecia en ratones de sexo
masculino fue disperso, mientras que en las féminas, la caída afectó zonas
concretas del manto. Asimismo, ellas presentaron mayor cantidad de arrugas.
Para los científicos, la función reguladora que ejercen las hormonas sexuales
sobre distintos procesos mitocondriales explicaría dichas diferencias.
Sin embargo, la restitución del ADN
mitocondrial revirtió los síntomas de vejez. Así, 1 mes después del cese del
tratamiento con doxiciclina, los ratones recuperaron el pelaje espeso
característico de los animales jóvenes, pues la función de los folículos se
normalizó. Además, la inflamación de la piel se redujo, hecho que resultó en la
restauración de la estructura cutánea, y por consiguiente en la desaparición de
pliegues y surcos.
Singh y sus colaboradores destacan que su
hallazgo evidencia la importancia de la disfunción mitocondrial en el proceso
de envejecimiento, y en concreto, en la aparición de arrugas y la pérdida de
pelo. Futuros experimentos evaluarán si la restauración del ADN de las
mitocondrias revierte la senectud en otros órganos. Asimismo, las conclusiones
del trabajo podrían ayudar a comprender el modo en que estos componentes
celulares participan en el desarrollo de enfermedades humanas asociadas a la
edad.
Marta Pulido
Salgado
Referencia: «Reversing wrinkled
skin and hair loss in mice by restoring mitocondrial function», de B. Singh et al. en Cell Death and Disease,
9:735, publicado el 20 de julio de 2018.
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