Jóvenes de una casta india se rebelan contra un ritual al que se someten las novias. Maharashtra es el primer estado del país en prohibir este tipo de supersticiones
Acaba la boda, pero no hay tiempo para fotos felices. Empieza
la humillación. Ambos son llamados ante el consejo de la casta. Un grupo de
venerables ancianos se sienta en círculo ante los recién casados y sus
familias, e interrogan a la novia acerca de posibles enfermedades contagiosas.
Minutos más tarde, la pareja es enviada a una habitación mientras el panchayat (líder
de la comunidad) se reúne con las familias; que le pagan una forzosa donación.
Empieza el ritual. Unas mujeres desnudan a la novia, otras se aseguran de que
no tiene ninguna herida en el cuerpo y esconden cualquier elemento punzante con
el que pueda falsear la prueba. Sábanas escrupulosamente limpias sobre el lecho
conyugal donde la novia se deja llevar tan pronto como entra su esposo. Fuera,
miembros de la familia esperan a que terminen de consumar el acto.
“Algunos ofrecen material pornográfico y alcohol al novio
para inspirarse”, cuenta Vivek Tamaichekar, de 25 años. “La presión es tremenda
para los dos. Si el chico no puede hacerlo esa noche, repiten el ritual al día
siguiente. Así, hasta tres veces. Le declaran impotente frente a su familia y
su comunidad si no consigue tener sexo”, concluye este estudiante de máster en
Ciencias Sociales de Bombay. Pero la humillación no ha hecho más que empezar.
Vivek Tamaichekar cuenta cómo, cuando tenía 10 años, una prima suya fue
insultada ante cientos de personas y apaleada en privado cuando descubrieron
que las sábanas no estaban manchadas de sangre. “Impura. Impura. Impura,
tiene que gritar el novio”.
Vivek Tamaichekar pertenece a la casta Kanjarbhat y quiere
cambiar la tradición goon de su comunidad. Solo hay unos 50.000
miembros en Maharastra, el estado de Bombay donde Vivek se crio y vive ahora.
Con orígenes en Rajastán, el ritual nace de los gitanos nómadas —de ahí las
similitudes con la prueba del pañuelo del pueblo romaní europeo— pero hay más
de un millón de miembros de la comunidad practicando el ritual por toda India
(aunque con diferente nombre dependiendo del estado).
Hay más de un millón de miembros de la comunidad practicando el
ritual por toda India
“Hace unos años que me propuse acabar con esta práctica
humillante. He sufrido la discriminación de mi familia, pero estoy contento de
la respuesta de la gente”, explica Vivek. En octubre del año pasado y junto con
su prima Priyanka, crearon un grupo de WhatsApp al que llamaron Stop
the V-ritual [Parar el ritual V (por virginidad)]. Medio
centenar de jóvenes de la misma comunidad se han unido
a su lucha en esa y otras redes sociales.
La reacción espontánea de los jóvenes de esta comunidad ha
tenido respuesta. Desde finales de año, reciben ayuda de la organización
experta en la denuncia de prácticas supersticiosas, Blind
Faith Eradication Committee (Comité para la Eliminación de
Creencias Ciegas). Los más de 15.000 miembros de este grupo con presencia en
varias regiones indias, llevan años luchando contra prácticas atávicas como los
asesinatos de honor. En 2016, consiguieron que el estado de Maharashtra se
convirtiese el primero
en India en aprobar una ley para perseguirtales prácticas. La Ley para la Prohibición del Boicot
permite la denuncia y persecución de los líderes locales que las promuevan.
“Hemos registrado 19 casos ante las autoridades policiales y no vamos a parar
hasta que eliminar todas y cada una de estas tradiciones que empañan nuestra
cultura”, explica Krishna Changude, de 44 años, miembro de la organización
desde hace décadas.
Mujeres de la familia desnudan a las recién casadas, a las que
incluso despojan de chudis y payals (pulseras y tobilleras tradicionales) para
que no pueden cortarse y falsear así la prueba. A.L. MARTÍNEZ CANTERA
Por su parte, Vivek y el grupo de jóvenes no cesa en su
lucha por intentar cambiar la tradición de su comunidad. No solo conciencian a
los suyos en las redes sociales, sino que organizan encuentros para boicotear
estas prácticas y marchas con pañuelos blancos para llamar la atención de sus
mayores y avergonzar a quienes la apoyan. Algunos ya han sufrido encontronazos
con el núcleo duro de su comunidad. El pasado 20 de enero, una turba de medio
centenar de fanáticos de la casta Kanjarbhat atacaron a tres de los jóvenes
integrantes cuando asistían a una boda en Pune, a 150 kilómetros de Bombay.
“Es cuestión de tiempo y perseverancia. Una tradición de
este tipo no tiene sentido en el siglo en el que estamos. Ni en India ni en
ninguna parte”, sentencia Vivek. Prometido con una chica de la misma comunidad,
el joven se niega a llevar a cabo el particular ritual de la virginidad,
enfrentándose a su familia.
Aunque extendido por varias regiones de India, el ritual 'goom' procede de la comunidad nómada de Rajastan, ancestros de los romanís de Europa. A. L. MARTÍNEZ CANTERA
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