La patóloga de la universidad de Harvard ha contribuido al desarrollo de fármacos que permiten al sistema inmune eliminar tumores
Arlene Sharpe ha
hecho descubrimientos fundamentales para el desarrollo de la inmunoterapia
contra el cáncer. A finales de los años 90, esta patóloga e inmunóloga de la
Escuela de Medicina de Harvard (EE UU) demostró que la ausencia de la molécula
CTLA-4 hacía que los ratones transgénicos sufriesen una grave enfermedad
autoinmune que se infiltraba en sus órganos vitales y los destruía como si no
fueran parte de su cuerpo. En cambio, la presencia de esta molécula mantenía a
las células inmunitarias a raya. Años después, su equipo codescubrió PD-L1,
otra molécula con efectos similares que se expresaba en las células del sistema
inmune, pero también en las de los vasos sanguíneos, la placenta y —sorpresa—
las células tumorales. En 2011 se aprobó la primera inmunoterapia de alta eficacia basada
en inhibir CTLA-4 para desencadenar una respuesta inmunitaria contra el
melanoma. Poco después llegaron inhibidores de PD-1 y PD-L1 que se están
aplicando en otros tumores de alta incidencia.
Sharpe también
dirige programas de inmunología del cáncer en los hospitales Dana-Farber y
Brigham Women's de Boston. Posee patentes sobre sus descubrimientos cuyos
beneficios se dedican en parte a financiar más investigaciones sobre estas
moléculas y otras similares que pueden servir para aumentar la sensibilidad del
sistema inmune contra microbios y tumores o para disminuirla y evitar rechazos
de trasplantes y combatir enfermedades autoinmunes comoLA
DIABETES
tipo 1. De visita en Madrid para impartir una
conferencia en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) dentro
de la serie Distinguished
Seminars,
la investigadora estadounidense explica en esta entrevista cómo serán los
tratamientos oncológicos del futuro y por qué cree necesario que España apueste
más por la investigación básica.
Pregunta. ¿Qué le diría
a alguien que acaba de contraer cáncer?
Respuesta. Que la
inmunoterapia puede tener beneficios asombrosos. En algunos tumores este tipo
de fármacos ya es la primera línea de tratamiento y en otros se da en
combinación. He conocido a pacientes a los que les ha funcionado la terapia de
PD-1. Conozco uno con cáncer de pulmón de células no pequeñas que lleva varios
años sin cáncer. Recorre 16 kilómetros en bicicleta para venir al hospital a
hacerse sus revisiones.
P. EE UU puso en
marcha en 2016 el megaproyecto Cancer Moonshot que pretende “acabar con el
cáncer tal y como lo conocemos”. ¿Es realista?
Buscamos
terapias combinadas para que más gente pueda curarse de cáncer
R. Creo que se
llegará. Hay tanta gente con tanta creatividad trabajando en este problema que
soy muy optimista. Identificaremos combinaciones de fármacos que nos llevarán a
mejores tratamientos. Se está trabajando mucho en los tumores más agresivos que
tienen un ambiente diferente y que usan mecanismos distintos como el cáncer de
páncreas, el cerebral y también el de colon. Yo participo en un proyecto en el
que estamos secuenciando el ADN de todas las células diferentes que hay en el
microambiente de tumores de colon antes y después de aplicarles inmunoterapia
para ver qué cambia y qué no, y así identificar nuevas dianas y combina
inmunoterapia, terapias dirigidas, radioterapia, y otros tratamientos.
P. ¿Cómo están
ayudando a los pacientes los descubrimientos básicos sobre las moléculas que
modulan la respuesta inmune?
R. Este
conocimiento se ha traducido en una terapia conocida como inhibidores de punto
de control inmunitario. Esta es una ruta clave en el microambiente del tumor que
inhibe la respuesta inmune. Ahora hay varias drogas basadas en anticuerpos que
se dirigen a PD-1 o PD-L1 para tratar el cáncer y están teniendo un efecto
dramático. Este tipo de tratamiento ya ha sido aprobado para tratar 10 tipos de
tumores. Primero para melanoma y cáncer de pulmón, riñón, y el año pasado se
aprobó para todos los tumores, indistintamente de su localización, que tengan
una tasa de mutación alta. Esto está beneficiando a los pacientes de muchas
formas, aunque no todos responden al tratamiento.
Nuestras
sociedades deben hacer más para que las mujeres con talento no sean expulsadas
de sus carreras
P. Unos dos
tercios de los pacientes no responden a estos nuevos fármacos. ¿Se puede
solucionar ese problema?
R. Ahora se están
buscando marcadores biológicos que ayuden a predecir quién responderá al
tratamiento y crear terapias combinadas de estos y otros fármacos de forma que
más gente pueda curarse. Nuestro trabajo es encontrar otras rutas de
inhibición, como LAG-3 y Tigit. En modelos animales hemos visto que si bloqueas
dos de estas rutas puedes tener mejores resultados. Pero no sabemos si bloquear
dos de estos elementos afecta a las mismas células que bloquear otros dos
diferentes. Parte de nuestro trabajo actual es entender esas combinaciones.
P. Usted
investiga si los microbios intestinales provocan que la inmunoterapia no
funcione en algunos pacientes
R. Nuestro
microbioma puede controlar nuestra respuesta al cáncer y otras enfermedades con
un factor inmunológico. Estamos estudiando cómo los microbios intestinales
determinan la inmunidad antitumoral y, en particular, qué microbios o qué
moléculas microbianas interactúan con PD-1. Una forma de usarlo sería a través
de trasplantes microbianos combinados con inmunoterapia de PD-1. Otro es identificar
las moléculas microbianas más interesantes, producirlas, y suministrarlas junto
a la inmunoterapia.
P. ¿Qué le
parecen otro tipo de tratamientos en desarrollo como los virus oncolíticos
y las vacunas?
R. Son muy
interesantes. Yo colaboro con Catherine Wu en
un proyecto para tratar el glioblastoma con
vacunas de neoantígenos. Hay tumores que llamamos calientes, porque están
inflamados, pero otros son fríos, y con esos tienes que pensar en nuevas
estrategias para hacer que el sistema inmune se infiltre en ellos y los ataque.
La vacunación es una forma de hacer que un tumor se caliente para poder
matarlo.
Nosotros
no comenzamos esta investigación con la idea de tratar el cáncer y mira dónde
ha llevado. La investigación básica es la carretera que nos lleva al futuro
P. Usted es la
única mujer a la que se destaca entre los pioneros de la
inmunoterapia. En muchos países, incluido EE UU, las médicas ganan
menos que los médicos. En oncología además ocupan menos puestos de
responsabilidad. Es un problema que afecta a muchas otras disciplinas ¿Cómo
podría evitarse?
R. Las mujeres
necesitan más apoyo durante su carrera, especialmente cuando empiezan a tener
hijos. Necesitamos mecanismos que les permitan compaginar la familia y la
carrera. Yo he tenido estudiantes así y las he apoyado para que puedan seguir
siendo productivas y pasen al siguiente nivel. Nuestras sociedades deben hacer
más para que las mujeres con talento no sean expulsadas de sus carreras.
P. En España ha
habido una reducción significativa del gasto en investigación respecto a otros
países europeos. ¿Qué le diría al presidente del Gobierno sobre la conexión entre
la ciencia básica y los beneficios para la sociedad?
R. He tenido la
oportunidad de hablar ante el Congreso de EE UU sobre esto y creo que la
historia de PD-1 es un ejemplo magnífico de cómo la ciencia básica puede
aportar beneficios para todos. Nosotros no comenzamos esta investigación con la
idea de tratar el cáncer, y mira dónde ha llevado. La investigación básica es
la carretera que lleva al futuro. Todo el mundo debería tener conocimientos
básicos de ciencia desde una edad muy temprana porque al final esa población
educada va a tener que votar sobre asuntos que tienen que ver con la ciencia.
Es importante que todos sepamos que los descubrimientos importantes pueden
tardar mucho tiempo en llegar.
La patóloga estadounidense Arlene Sharpe, después de la entrevista. VÍCTOR SÁINZ
18 ABR 2018 - 15:36 CEST el pais
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