Todos conocemos plantas con valores o propiedades
medicinales que han resultado (y resultan) de gran ayuda al ser humano a lo
largo de su historia. Sin embargo, algunas poseen sustancias tremendamente
peligrosas que pueden provocar incluso la muerte.
Desde la antigüedad, las
plantas han sido utilizadas tanto como fuente de alimentación (gracias
a sus frutos y algunas hojas), como remedio para enfermedades. Antes del desarrollo
tecnológico, el ser humano ha tenido que diferenciar las utilidades de cada una
experimentando consigo mismo y poniendo en riesgo su salud y su propia vida,
pues la ingesta de algunas plantas puede ser letal para las personas.
La vegetación es enigmática y misteriosa.
Las más peligrosas y mortíferas especies pueden estar escondidas tras una bella
y delicada flor, y en cambio, algunas de sus
partes, pueden ser milagrosamente, el componente clave para sobrevivir.
Pero,
¿por qué algunas son venenosas?
Con el paso del tiempo, estas han tenido que adaptarse
a un sinfín de cambios climáticos,
terrenales y ambientales. La toxicidad que algunas han desarrollado,
son tan solo la secuela de esta acomodación, como consecuencia de una
necesidad imperiosa por defenderse del mundo exterior.
La evolución ha permitido así, que algunos animales, en
especial los herbívoros, sean capaces de diferenciar las plantas
que son adecuadas para ingerir y depurar su organismo, de las dañinas y
mortales.
Sin embargo, hay que tener presente que las
toxinas de estas hierbas no resultan igual de agresivas para todas las especies.
Existen algunas que tan solo afectan a algunos
mamíferos y otras, por el contrario, tanto a animales como a humanos.
Además, algunas plantas solo resultan venenosas durante algunos
estadios de su vida, por lo que su amenaza no es permanente.
Actualmente, desde su entrada en vigor el 6 de mayo de
2004, la ley vigente de nuestro país (ORDEN SCO/190/2004, de
28 de enero) recoge una lista de 197 especies cuya venta al público
queda prohibida o restringida por razón de su toxicidad.
Y aunque existen infinidad de especies de plantas
venenosas, en la siguiente galería te recopilamos algunas de las más
famosas y fatales para sus víctimas.
El árbol de la
muerte (Hippomane mancinella)
La manzanilla de la
muerte o árbol de la muerte es un árbol oriundo de Mesoamérica y las islas del
Mar Caribe. Puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura. Es
tremendamente tóxico, y su fruta, con un olor muy agradable y aspecto atractivo
similar a una manzana, es letal para los seres humanos y posiblemente
para todos los mamíferos, de ahí que se conozca como “el árbol más peligroso
del mundo”. Únicamente su roce, debido a la savia lechosa que produce (que
contiene forbol), ya provoca ardor, inflamando los tejidos.
ampollas y erupciones en la epidermis. Si se ingiere, los severos vómitos y
las interminables diarreas pueden conducir al organismo a la muerte. Si se está
presente mientras se quema esta planta, el humo puede provocar ceguera temporal
y problemas respiratorios significativos.
Belladona (Atropa
belladonna)
Este arbusto de hermosas flores es originario de
Europa, norte de África, y
oeste de Asia. Se trata de una de las plantas venenosas más conocidas, ya que,
a lo largo de la historia, desde el antiguo Egipto a la Edad
Media, se encargaron de fomentar su uso como potente narcótico.
Las toxinas
responsable de sus efectos son la atropina y la escopolamina y, en
dosis mal administradas, afectan al sistema nervioso paralizando incluso las
terminaciones nerviosas de los músculos involuntarios del cuerpo como
puede ser el propio corazón o los vasos sanguíneos (lo que puede provocar el
coma o la muerte). Dosis bajas pueden provocar delirios y alucinaciones. Dosis
altas, de 10 a 20 bayas, son más que suficientes para matar a una persona.
Ricino (Ricinus
communis)
El ricino o la higuera infernal es un arbusto
originario de África de tallo grueso y leñoso, cuyas hojas pueden ser de un
color rojo o púrpura oscuro (de ahí su apelativo común) y suele estar cubierto
de un polvillo blanco, la ricina, que es altamente tóxico. El contacto con esta
sustancia provoca náuseas, calambres abdominales, vómitos, hemorragia interna
e insuficiencia renal, terminando a los pocos días con la muerte del afecto. Y
es que la ricina interfiere en el metabolismo celular humano; al
bloquear el proceso químico que sustenta la vida, las células mueren y los
órganos comienzan a fallar poco a poco hasta provocar la muerte. Una dosis
letal para un adulto representarían cinco semillas de ricino; para un niño,
solo una.
El aceite de ricino se extrae de sus semillas.
Acónito común
(Aconitum napellus)
También conocida como matalobos o casco del diablo,
esta planta herbácea es originaria de zonas montañosas del hemisferio norte del
planeta. Se trata de una planta muy venenosa (considerada la más tóxica de
Europa) ya que contiene aconitina, uno de los alcaloides más activos y tóxicos
que, tras un leve contacto, puede ralentizar el corazón hasta la muerte y apenas
1mg de esta planta es suficiente para matar a un adulto de 80kgs. Los
síntomas que se producen tras tocar o ingerir acónito son quemaduras en la
boca, salivación, vómito, diarrea, problemas cardiacos, coma y,
en algunos casos, la muerte.
Cicuta (Conium
maculatum)
Crece en ambientes
húmedos y frescos (orillas de los ríos,
arroyos y en los bordes de los caminos y campos de cultivo); es nativa de
Europa y Norte de África. Esta especie invasora que puede llegar a crecer hasta
2 metros de altura, contiene toda ella sustancias tóxicas como la cicutina que
inhibe el funcionamiento del sistema nervioso central produciendo el llamado
“cicutismo” (cianosis, midriasis, convulsiones y coma) que comienza con
vértigo, cefaleas, descenso de la temperatura corporal y reducción de la fuerza
muscular acabando en parálisis. Para matar a un ser humano únicamente son
necesarios algunos gramos de sus frutos verdes. El personaje histórico
más famoso que murió tras condenarle en un juicio a beber una copa de cicuta,
fue el filósofo Sócrates en el año 399 a.C.
Regaliz americano
(Abrus precatorius)
Se trata de una
especie de liana trepadora (originaria de India e Indochina) que puede alcanzar
hasta los 5 metros de longitud. Sus flores se agrupan en forma de racimo y son
de color rosado o rojizo púrpura. La toxina que hace de esta planta una de las
más peligrosas es la abrina, cuya cualidad impide la síntesis de proteínas con
una rapidez pasmosa. Una sola molécula de abrina puede inactivar hasta
1.500 ribosomas por
segundo y es 75 veces más peligrosa que la ricina, la sustancia tóxica del
ricino. Apenas 3 microgramos de esta sustancia son necesarios para
matar a una persona y curiosamente toda la planta al completo es
tóxica. En la antigüedad, esta planta se utilizaba como abortivo o para
eliminar parásitos intestinales.
Adelfa (Nerium
oleander)
La adelfa, también
conocida como laurel de flor o trinitaria, es una planta arbustiva (de origen
mediterráneo y por tanto, resistente a las sequías) con hojas de un verde
intenso y cuyas mismas hojas, flores,
tallos, ramas y semillas son todas ellas altamente venenosas, de ahí que se
conozca también como “la planta más venenosa del mundo”. Ocupa
el primer puesto debido a que su potente veneno contiene varias toxinas (como
la oleandrina) que actúan sobre el corazón. La ingesta por error de esta planta
provoca náuseas, vómitos, vértigo, deposiciones, excitación y depresión,
convulsiones, arritmias, taquicardias y finalmente la parada cardíaca.
Una curiosidad
histórica: en el transcurso de
la Guerra de la Independencia Española (1808), un pelotón de soldados de Napoleón
paró para asar carne utilizando estacas de adelfa que encontraron alrededor del
campamento temporal. Este gesto provocó que 8 soldados murieran y los otros
cuatro quedaran gravemente intoxicados.
Estramonio (Datura
stramonium)
Con propiedades alucinógenas,
esta planta venenosa crece de forma natural en zonas cálidas de todo el mundo;
presente en orillas de ríos, establos, estercoleros o vertederos de basuras,
esta polifacética planta es capaz de adaptarse a todo tipo de suelos. Las
sustancias tóxicas que la caracterizan son los alcaloides
tropánicos (atropina y escopolamina). En dosis altas pueden provocar
comportamientos agresivos, el coma e incluso la muerte.
Su asociación al vudú y la brujería viene porque los
chamanes fumaban sus hojas junto con tabaco para entrar en trance. Una pequeña dosis de cuatro o cinco gramos de hojas son
suficientes para matar a un niño.
Hierba de pordioseros
(Clematis vitalba)
Esta especie fue bautizada popularmente como ‘hierba de
los pordioseros’ porque estos se frotaban con la planta para
auto-provocarse irritaciones y así llamar la atención y transmitir pena a la
hora de pedir limosna. Se distribuye por la región mediterránea, oeste y
centro de Europa. En España esta planta trepadora es muy común en la zona de
Asturias y parte de León. La toxina (protoanemonina) que contiene toda la
planta puede producir intoxicación generalizada por su absorción mediante la
vía cutánea. Si se ingiere, provoca gastroenteritis con despeños
diarréicos, náuseas, lesión renal e incluso la muerte por parálisis
respiratoria.
Aristoloquia macho
(Aristolochia paucinervis)
Se creía que sus semillas calmaban a los epilépticos,
los posesos y además, rompía los hechizos que impedían a un hombre tener
relaciones con una determinada mujer. Con una base científica más estable, se
sabe que crece de febrero a junio en zonas próximas al nivel del mar hasta 1500
metros de altitud. En España está presente en diferentes terrenos. La
particularidad que hace que sea altamente tóxica e irritante es su ácido
aristolóquico, que a altas dosis puede producir parálisis respiratoria.
Filodendro
(Philodendron)
Es una de las plantas de interior más populares, ya que
es atractiva y fácil de cultivar. El problema desconocido de esta planta es
que contiene cristales de oxalato de calcio, que resultan tóxicos
para las personas y los animales. La ingesta del filodendro provoca
dermatitis, hinchazón de la boca y el tracto digestivo en humanos, pero
en gatos y perros, su efecto puede resultar más grave y provocarles espasmos,
convulsiones, dolor e hinchazón.
Celidonia mayor
(Chelidonium majus)
Habita en zonas secas y con sombra. Su nombre científico, Chelidonium, significa
‘golondrina pequeña’, pues el periodo de florecimiento coincide con la llegada
de estas aves. Por ello, también se conoce como ‘Hierba de las
golondrinas o golondrinera’. Puede causar narcosis, parálisis de las
terminaciones nerviosas sensitivas, bradicardia y contracturas tetánifomes. Se
considera que su administración de forma continuada puede ser
cancerígena.
Tártago (Euphorbia
lathyris)
Aunque se desconoce su origen exacto, se cree que esta
planta proviene de Asia Central y China; no obstante, se encuentra de forma
generalizada en todo el mundo. Sus semillas se han empleado como un
purgante tanto en medicina humana como en veterinaria. Pero, hay que
extremar la cautela con el Tártago, pues se trata también de una planta
abortiva.
Floripondio o
Trompeta de ángel
El floripondo se ha extendido por toda la parte de
América Latina y Europa y han sido utilizadas como alucinógenos desde tiempos
inmemoriales. Se trata de un árbol pequeño con unas flores alargadas
que caen entre 18 y 23 centímetros de largo. Esta contiene alcaloides
tropánicos, como la escopolamina, que se usan en formulaciones de medicamentos
contra el Parkinson. Una sobredosis de estos compuestos puede derivar
en parálisis, psicosis, alucinaciones y también la muerte.
Nueza (Bryonia
cretica subsp. Dioica)
Se encuentra en claros de bosques, por lo general, al
suroeste de Europa y al norte de España (sobre todo, desde León a Asturias). Su
venta al público está restringida, aunque se emplea en algunos medicamentos
como laxantes o antinflamatorios-tópicos. La ingesta de frutos de la
Nueza, no obstante, puede causar irritación gastrointestinal, con
vómitos, diarreas coleriformes (síntomas parecidos al cólera), hemorragias
intestinales o nefritis (inflamación de los riñones). En dosis
elevadas esta planta puede producir la muerte por colapso cardio-respiratorio.
Bonetero (Eunomymus
europaeus)
Es un arbusto caducifolio, de entre 2 y 3 metros de
altura, que habita por lo general en suelos por lo general frescos y profundos.
Su venta está prohibida debido a su principal principio activo, la
evonina, que ingerido en dosis superiores a 250mg, produce cólicos
gastrointestinales (por su potente acción purgante), diarreas
sanguinolentas, debilidad general, alucinaciones, convulsiones, pérdida de
conciencia y síncopes, pudiendo conducir hacia la muerte.
Azucena
(Liliumcandidum)
Esta planta herbácea es originaria de los países
árabes, pero su extensión permite encontrarla en el resto de continentes. A
pesar de que se utiliza como tópico para curar úlceras, forúnculos, quemaduras,
irritaciones, heridas, e inflamaciones, es extremadamente peligrosa
para los gatos, pues para estos su ingesta puede ser mortal. De hecho, sin
un tratamiento inmediato, durante las primeras horas tras su consumo, existe
más de un 50% de probabilidades de que el animal no sobreviva.
Mujares (Anagallis
arvensis)
Esta planta se usaba en la antigüedad como tratamiento
para la epilepsia y problemas mentales. Sin embargo, actualmente no se usa,
entre otros motivos, por su falta de efectividad y su toxicidad. Las
semillas resultan venenosas para los mamíferos y la planta en sí, puede
producir dermatitis por contacto, así como graves irritaciones en la mucosa
intestinal.
Perejil Gigante
(Heracleum mantegazzianum)
Existen algunos casos en lo que los químicos de ciertas
plantas entran en contacto con la piel humana y reaccionan ante la luz del sol,
produciendo quemaduras. Se debe a un cuioso fenómeno llamadofototoxicidad.
Este es el caso del Heracleum mantegazzianum.
Roldón (Coriaria
myrtifolia)
Esta especie tiende a ser confundida con los
frutos de la zarzamora, por lo que, es en estos casos cuando se suelen
intoxicar las personas. El Roldón o 'Hierba zapatera' posee dos principios
tóxicos: la coriarina, que se encuentra principalmente en
las hojas, y la coriamirtina, un excitante del sistema
nervioso. Tras su consumo el afectado experimenta náuseas, vómitos,
dolores de cabeza y vértigos. Se han descrito también otros síntomas
como convulsiones y alteraciones de la conciencia.
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