Un grupo de psicólogos llevó a la práctica por primera vez un clásico
dilema que por años ha servido para cuestionar los valores y motivaciones con
las cuales juzgamos una decisión como buena o mala
Esta es la situación: un tren avanza
sin frenos y está a punto de atropellar a cinco personas que están sobre la
carrilera.
Tu estás a un lado del camino y con
solo tirar de una palanca puedes salvarles la vida, pues esta hará que el tren
se desvíe, pero matará a una persona que está en el otro carril.
Tienes 10 segundos para tomar una
decisión. Si no haces nada, mueren 5 personas; si tiras de la palanca muere
una. ¿Qué haces?
Este experimento, conocido como
el "dilema del tren" es un clásico entre filósofos y
sicólogos, que lo usan para aprender acerca de cómo tomamos decisiones y
contrastar distintas perspectivas sobre una misma situación.
Por una parte, están quienes creen que
lo correcto es causar el menor daño posible, con lo cual tirarían de la
palanca.
Otros, por el contrario, piensan que es
inmoral causar un daño adrede, por muy buenas que puedan ser
las intenciones.
¿Tirarías de la palanca?
| WIKIPEDIA
La espiral de preguntas se vuelve
infinita: ¿salvar a cinco personas es mejor que salvar a una?, ¿es
correcto exponer a la muerte a una persona que no está en peligro
inminente?; alguien que no tiraría de la palanca, ¿cambiaría de opinión si en
vez de 5 fueran a morir 100 personas?
"Es el dilema
del bienestar del individuo versus el bienestar de un grupo", le
dice a BBC Mundo el sicólogo Dries Bostyn, de la Universidad de Gante, en
Bélgica.
Bostyn es el líder de un equipo de
investigadores que sacaron el dilema del plano hipotético y lo llevaron a
la práctica, con un caso distinto pero con la misma lógica.
Para su experimento, Bostyn reunió a un
grupo de 300 voluntarios para enfrentarlos al dilema.
A una parte de ellos se les planteó el
siguiente escenario: en una jaula hay cinco ratones, en la otra hay solo un
ratón. Con una cuenta regresiva de 20 segundos, si no haces nada, los 5 ratones
sufrirán un choque eléctrico que les causará dolor. Si antes de que
se acabe el tiempo oprimes un botón, el choque lo recibirá el ratón de la otra
jaula.
El 66% dijo que sí
oprimiría el botón para que el ratón solitario recibiera el choque y
evitarle el sufrimiento a los otros cinco. El 34% dijo que no haría
nada, con lo cual los 5 ratones recibirían la descarga.
Luego, a otro grupo de voluntarios los
expuso a una situación real. Los ubicaron frente a dos jaulas, una con
cinco ratones y otra con un solo ratón.
En medio había un botón para activar el
choque (en realidad el botón no producía ningún choque, pero a los
participantes se les hacía creer que sí). El cronómetro comenzaba a andar y
tenían que decidir rápidamente qué hacer.
Para su experimento, Bostyn le hizo
creer a los participantes que el botón les causaría choques eléctricos a los
ratones | DRIES BOSTYN
En este caso, 84% presionó el
botón para salvar a los 5 ratones. Es decir, solo 16% no hizo
nada para evitarles el choque.
Para Bostyn, este resultado sugiere que
"lo que piensen las personas no predice lo que realmente
harían".
Para los investigadores, uno de los
hallazgos más interesantes fue los sentimientos encontrados que
experimentaban los participantes.
"Fue fascinante ver a personas que
sentían que habían tomado una buena decisión, pero igual luego
pedían disculpas por haberla tomado", dice Bostyn. "Es una
cuestión muy interesante de explorar en el futuro".
El experimento de Bostyn aún tiene
varias limitaciones, pues es difícil comparar la muerte de un ratón con la de
un humano.
En el futuro planean hacer un
experimento en el que la misma persona se someta al caso hipotético y al real,
para ver cómo varían sus respuestas.
Pero, volviendo al tren,... ¿cambiaste
de opinión?
GETTY
El dilema del tren cuestiona los valores según los cuales tomamos
nuestras decisiones
16 DE
MAYO DE 2018 08:13 AM | ACTUALIZADO EL 16 DE MAYO DE 2018 08:21 AM
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