Las mujeres dormían sobre periódicos debajo de las cunas. Cuidaban a sus
hijos en el piso 5 del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos. Era la
primera vez que Katherine Martínez veía algo así en un hospital. Formaba parte
de un grupo de apoyo y formación que iba a orar, cantar y dar regalos a los
niños como labor social. A partir de aquella Navidad de 2007, decidieron
quedarse.
Katherine hizo labor social en una Clínica Jurídica desde los 16 años en
el barrio Catuche en La Pastora con un grupo de estudiantes de Derecho de la
Universidad Central de Venezuela. Su principal tarea fue ayudar a los
habitantes con trámites legales como insertar partidas de nacimientos y títulos
supletorios. Se graduó de abogada en 1986 y desde la promulgación de la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de
violencia en 2007 se interesó por defender los derechos de la mujer. Al
quedar embarazada de su primera hija abrió su propia oficina en 1990; su socia,
que trabajaba en el área de atención a la víctima del Ministerio Público, le
pidió ayuda para llevar los casos de las mujeres maltratadas. Katherine veía el
estado en que llegaban y se interesó aún más en la causa.
En 2008 fue al J.M con un equipo de voluntarios que llamó Prepara
Familia con la idea de promover el servicio a las mujeres, niños y familias más
necesitadas a través de la prevención de la violencia contra la mujer. Comenzó
por el piso 5 de la Torre de Hospitalización donde estaban los servicios de
Urología, Neurocirugía y Nefrología. “Había filtraciones en las paredes y aguas
negras. Las enfermeras nos dijeron que no llegaban las donaciones a los niños
que estaban ahí”, recuerda Katherine. En tres días, el equipo consiguió
donaciones de sofás cama para las mamás que dormían en el piso.
El Hospital Municipal de Niños comenzó a funcionar en febrero de
1937, inaugurado por el
general Eleazar López Contreras un año antes. El proyecto
contempló la construcción de un hospital de 420 camas, destinado a la atención
pediátrica de niños entre 0 y 7 años. En 1943, el Concejo Municipal del
Distrito Federal aprobó la propuesta del Comité
Organizador de las Primeras Jornadas Nacionales de Puericultura y Pediatría de
cambiar el nombre del centro a Hospital de Niños José Manuel de los
Ríos, en honor al médico pionero de los estudios de pediatría en
Venezuela. Se convirtió en un hospital de referencia nacional.
82 años después, el centro tiene cuatro torres y 34 servicios médicos,
pero el de Cirugía Cardiovascular está paralizado; los demás trabajan con lo
poco que tienen: solo están disponibles 82 camas, las quimioterapias son
intermitentes por la falta de medicamentos, muy pocos aires acondicionados
funcionan, no hay resonador magnético, tomógrafos ni rayos X y solo funcionan
dos de siete quirófanos.
Desde agosto de 2008, los voluntarios de Prepara Familia solo iban
los viernes al hospital. Sin falta. En principio visitaban a la mamás, oraban y
llevaban regalos a los niños. Hacían charlas sobre los derechos humanos de las
mujeres y niños y talleres de formación para que
las mamás aprendieran un oficio. Si era viernes, ellas bajaban a
esperarlos en la entrada del hospital para participar en las actividades. Con
el tiempo, el grupo conseguía más donativos de particulares y empresas dentro y
fuera del país: desde pañales hasta material quirúrgico.
Hasta 2014 el equipo amplió el trabajo a las cuatro torres del hospital.
Katherine sirvió de contacto para remodelar el Servicio de Neurocirugía con
ayuda de la caja de ahorro del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); celebró la
salida de los niños de la sala de Emergencia y los cumpleaños con tortas. Ese
año, Prepara Familia se conformó como persona jurídica y pasó a ser una
organización defensora de los derechos humanos.
En 2015 el gobierno disminuyó el presupuesto destinado al sector de la
salud y la escasez de medicinas y equipos se agravó. En el J.M la falta de
recursos no fue de un día para otro. Ese año los donativos fueron
insuficientes. Faltaban antibióticos y catéteres para combatir infecciones,
válvulas de presión baja, media y alta para distribuir el
líquido cefalorraquídeo de los niños con hidrocefalia.
Las mamás de los pacientes le confesaban a Katherine que tenían miedo de
denunciar por temor a represalias contra sus hijos y ellas mismas dentro del
hospital. Pero en 2016 accedieron a algo inédito: la acompañaron a una
manifestación en la Plaza Altamira Sur, convocada por las organizaciones
Codevida (pacientes en condiciones de salud crónica) y Acción Solidaria
(pacientes con VIH). Las donaciones en Prepara Familia aumentaron luego de esa
protesta, los casos de las madres fueron reseñados por los medios.
Katherine y su equipo ya no solo estaban los viernes en el hospital.
Ahora iban cualquier día que los necesitaran. Se reunían con las madres, los
médicos y las enfermeras para levantar información de los casos y las
violaciones a los derechos humanos. Gracias a que ella era abogada, presentó
amparos ante el TSJ y la Defensoría del Pueblo junto a varias organizaciones
con las que Prepara Familia se había aliado.
Entre mayo y diciembre de 2017, 12 niños del Servicio de Nefrología
murieron por falta de antibióticos para tratar una bacteria intrahospitalaria.
El menor de ellos tenía tres años. Katherine cuenta que ha visto a muchos niños
morir dentro del J.M, pero sigue siendo un «episodio terrible» cuando todos son
de un mismo servicio. Dice que mientras esto pasaba, Nefrología tenía otros
problemas: no le hacían mantenimiento a los tanques de agua ni a la planta de
ósmosis que funcionaba como filtro para las unidades de hemodiálisis. Esas
unidades son las únicas pediátricas en el país.
Ese año los niños del J.M que necesitaban un trasplante de médula ósea
entraron en una lista de espera para hacerse la operación fuera del país. En
Venezuela no hay centros capacitados que hagan trasplantes a pacientes con
donantes no compatibles. Si el paciente los tiene, hay dos opciones: la Ciudad
Hospitalaria Dr. Enrique Tejera en Carabobo y el Hospital de Clínicas Caracas.
En 2006, Venezuela e Italia firmaron un convenio de cooperación sanitaria
internacional para que pacientes venezolanos con donante no compatible viajaran
a Italia a operarse.
En el convenio firmaron PDVSA-Salud, la Asociación para el Trasplante de
Médula Ósea de Italia y la Fundación de Trasplante de Médula Ósea de Venezuela
con sede en Maracaibo. El Hospital J.M de los Ríos formaba parte de la lista de
hospitales venezolanos que se beneficiaban con el programa. El 1 de junio de
2017, la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y
Células (Fundavene) clausuró su programa de procura de órganos a nivel nacional
por falta de inmunosupresores, lo que dificultó aún más las operaciones de
trasplante en el país. Un año después, Venezuela no mandó a ninguno de los
niños que necesitaban un trasplante de médula ósea porque PDVSA le debía 10
millones de euros al gobierno italiano.
Cuando cerraron el programa de procura de órganos, Katherine decidió
hacer algo. El coordinador general de la organización Cecodap, Carlos
Trapani, solicitó una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) para denunciar la situación de los niños en Venezuela y la llamó
para que representara el área de la salud de los niños. El 5 de julio de 2017
fue la primera audiencia en Perú. La acompañaron Trapani y Judith Bront, madre
de un paciente fallecido en el J.M. Mostró un video con los testimonios de las
madres. Luego de la audiencia, el 21 de diciembre de ese año solicitaron
medidas cautelares para los pacientes del Servicio de Nefrología
del J.M de los Ríos. La CIDH las otorgó dos meses después.
Esas medidas exigieron al gobierno “garantizar la vida, integridad
personal y salud de las niñas y los niños pacientes del área de Nefrología del
Hospital José Manuel de los Ríos en Caracas”. Después de otorgadas, una
comisión del Ministerio de Salud fue al centro pero Katherine dice que “solo
remodelaron la fachada del servicio. Pusieron drywall en las
paredes y una que otra cosa. Puertas adentro no hicieron nada”.
En octubre de 2018 Cecodap y Prepara Familia enviaron una solicitud a la
CIDH para ampliar las medidas cautelares a 13 servicios más del J.M.
Todavía no han sido otorgadas pero en los documentos explican la situación de
los niños que no envían desde Venezuela a Italia a hacerse un
trasplante. Katherine habló con las madres de esos niños y el 9 de abril de
2019 se hizo una rueda de prensa para seguir buscando ayuda.
Durante 20 días, cuatro niños del Servicio de Hematología del J.M
murieron esperando un trasplante en mayo de 2019. Giovanny Figuera murió con 6
años y leucemia linfoblástica aguda, Robert Redondo con 7 y leucemia mieloide
aguda, Yeiderbeth Requena tenía 8 y leucemia linfoblástica aguda y Érick Altuve
tenía 11 y un linfoma no Hodgkin. Esas muertes fueron el segundo episodio
terrible de Katherine.
Robert Redondo soñaba con ser bombero y ya le había dicho a su mamá que
no quería morirse. Formaba parte de una lista de 30 niños que necesitaban un
trasplante de médula ósea para sobrevivir. Katherine ahora se dedica a buscar
la manera de sacar a los 26 restantes. Las autoridades reiteran que no pueden cancelar la deuda con
Italia por las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y aseguran
que enviarán a cuatro de esos niños
a Cuba para hacerse el trasplante.
A través de un comunicado el 30 de mayo, el presidente de la Asamblea
Nacional Juan Guaidó informó que la deuda de Venezuela con Italia es anterior
al establecimiento de sanciones económicas al país y por tanto, el argumento de
los voceros de Nicolás Maduro es falso. La diputada Manuela Bolívar recordó que
Nicolás Maduro gastó 56 millones de eurosen uniformes y
armamento militar cuando con ese dinero alcanzaría a cubrir 227 operaciones de
trasplante de médula ósea en el país.
El 21 de febrero de 2019, a un año de que la CIDH otorgara las medidas
cautelares, el personal de seguridad del hospital se le acercó a Katherine en
medio de una reunión con madres del servicio de Hematología.
—Disculpe, señora Katherine. Tiene que acompañarnos.
—¿Por qué?
—Debe abandonar el hospital. Ya no puede venir más.
Un mes después, la Embajada de Canadá le entregó un reconocimiento “por
su decidido y dedicado trabajo para visibilizar las condiciones, necesidades y
defender los derechos de los niños, niñas y adolescentes pacientes y familiares
del Hospital J.M de los Ríos”.
Katherine ya no pisa el hospital, pero continúa ayudando a las madres y
niños del J.M. a través de su equipo.
POR Francis Peña
05/06/2019
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