Los
servicios socio-sanitarios, es decir, la integración de los servicios de salud y los servicios sociales,
son cada vez más comunes en áreas como el desarrollo infantil, la atención de
jóvenes en riesgo y de población en riesgo de exclusión o vulnerables. Sin
embargo, aspectos como el envejecimiento de la población, el cambio del perfil
epidemiológico entre otros aspectos, ponen de manifiesto la necesidad de
avanzar en esta área que no solo debe responder a factores sociales sino
también a diagnósticos clínicos. Aquí van 5 razones por las que se hace
cada vez más imperativa esta integración:
1. Envejecimiento acelerado de la
población: Según
datos de la Organizacion Mundial de la Salud (OMS) la población mayor de 60
años entre el 2.000 y 2.050 pasará del 11% a representar casi el 22% a nivel
mundial, así
para el 2050 existirán más de 2.000 millones de adultos mayores.
Es decir, a futuro habrá menos niños y más adultos mayores que si bien reflejan
un aumento en la esperanza de vida, implican nuevos retos como la seguridad
económica en la vejez, la organización de los sistemas de atención a la salud y
los sistemas de protección social, en especial aquellos de apoyo familiar.
2. Incremento de enfermedades
crónicas: Si
bien la carga generada por enfermedades transmisibles aún es considerable, hoy
las enfermedades crónicas son responsables de un mayor número de muertes y de
más discapacidad, en especial en la población adulta y mayor. En América Latina
y el Caribe las
enfermedades crónicas no transmisibles causan casi el 68% de la
mortalidad. Pero este no es un fenómeno regional, según el reporte World
Population Ageing 2013 de las Naciones Unidas, en el 2008 el
85% de las muertes de personas mayores de 60 años a nivel mundial estaban
asociadas a enfermedades no transmisibles.
3. Mayores casos de enfermedades
mentales: Asociado
a las enfermedades crónicas, está el incremento de los casos de demencia o
enfermedades mentales a nivel mundial. En el año 2.013 existían 44,4 millones
de personas con demencia, para el 2.030 se espera que sean 75,6 millones y para
el 2.050, 135,5 millones, con un mayor incremento en América Latina donde se
espera un aumento del 100% de los casos. Esto sin pasar por alto que el riesgo
de padecer demencia aumenta con la edad, por lo que la situación empeora si
tenemos en cuenta el envejecimiento acelerado de la población. Las condiciones
crónicas son enfermedades de larga duración que demandan atención permanente y,
por lo general, cuidados y tratamientos diferentes a los curativos.
4. Aumento del número de personas
dependientes: Ante el aumento significativo en la población mayor de
60 años para el 2050, también se prevé un aumento de la población mayor dependiente,
que se estima se multiplicará por cuatro. Esta situación estará acompañada de
más población mayor que demandará una rápida capacidad de respuesta así como
mayor atención y cuidado permanente dadas sus limitaciones físicas y mentales.
Según estimaciones de la CEPAL para el año 2000 la relación de dependencia de
adultos mayores ([Población de 60 años y más/ población de 15-59]*100) en
América latina era de 13.00 y para el 2050 se estima que llegue al 39.3.
5. Presiones importantes en el gasto en salud: El envejecimiento
de la población está directamente asociado a una mayor prevalencia de
enfermedades y demanda de los servicios de salud, lo cual se traduce en más
gastos sanitarios, en muchos casos, por tiempos prolongados que se extienden
desde el inicio de la enfermedad, pasando por la discapacidad y hasta la
muerte. Muchas veces, estos gastos no son absorbidos por el sistema sino que se
trasladan a la familia contribuyendo a la persistencia de un gasto de bolsillo
elevado y a su empobrecimiento. Por ejemplo, se estima que enfermedades como la
demencia tendrán un costo de US$604 millones a nivel mundial, equivalente al 1%
de producto interno bruto del mundo, siendo esta una sola de las múltiples
enfermedades que afectan con mayor prevalencia al adulto mayor.
Estos aspectos nos
invitan a pensar en una nueva configuración de los servicios sanitarios y
sociales en los que se redefinan aspectos como la atención de la salud y el
bienestar de la población. No cabe duda que con el envejecimiento de la
población y con un mayor número de enfermos crónicos nos enfrentamos a retos
que van más allá de su sostenibilidad financiera, por lo que es importante
avanzar en acciones integradas que permitan atender las dolencias y
enfermedades de esta población pero a su vez garantizar los cuidados requeridos
en su condición de discapacidad y dependencia, así como un mayor acompañamiento
de sus familias en este proceso.
Países como
España, Francia, Canadá, Australia, y Estados Unidos, a través de diferentes
modelos y enfoques se han embarcado en el camino hacia la integración
socio-sanitaria a través de la cual se han logrado flexibilizar ambos sistemas
para hacer frente de manera coordinada a una realidad apremiante y de
necesidades coincidentes desde el punto de vista social y sanitario, que solo
la integración de los dos sistemas puede proveer, garantizar y mejorar.
Carolina González es especialista en salud
en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario