América Latina y el Caribe está envejeciendo a un ritmo acelerado y sin precedentes. En estos momentos, un 11% de
sus habitantes son mayores de 60 años, porcentaje que aún no permite hablar de
población envejecida como en el caso de Europa (23,9%) o América del Norte
(20,8%). Sin embargo, se prevé que en 2030 la población mayor de 60 años
alcanzará el 17% y en 2050, uno de cada cuatro habitantes de la región habrá
superado esa edad. Europa necesitó 65 años para recorrer el mismo camino.
En tan solo tres décadas, la población de adultos
mayores de 60 años en América Latina y el Caribe será similar a las cifras que
hoy se observan en Alemania, Holanda, Suiza o Dinamarca. No todos los países
envejecerán por igual, según previsiones de la Organización de las Naciones Unidas. Guatemala, Guyana y Haití lo
harán a un ritmo más moderado y en 2050 alcanzarán los niveles de la China
actual, con un 15% de mayores de 60 años. Pero Bahamas, Barbados, Brasil,
Chile, Colombia, Costa Rica, Jamaica, Trinidad y Tobago y Uruguay podrán
compararse con Alemania, Finlandia o incluso Japón, con cerca del 30% de
adultos mayores.
La
diferencia está en que, probablemente, la región no estará igual de preparada,
en particular en términos de cobertura de salud y pensiones, como lo estuvo
Europa en su momento.
Es hora de prepararse para un nuevo escenario
demográfico
Aunque vivir hasta edades más avanzadas es una
buena noticia, el envejecimiento de la población trae consigo importantes
desafíos en los sistemas de pensiones y de salud. A medida que las sociedades
envejecen, aumenta la proporción de personas con dificultades para realizar
actividades diarias y que necesitan de la ayuda y el cuidado de otros.
Según
estimaciones del BID, en 2015 un 1% de la población de esta región, es decir,
unos cuatro millones de personas, ya podía ser considerada dependiente. Se prevé
que para el año 2050, esa cantidad habrá aumentado al 3% (unos 20 millones).
La familia ha sido, tradicionalmente, la principal
encargada de dispensar los cuidados, pero la reducción de su tamaño, la
disminución de las tasas de natalidad, y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo están transformando esta
realidad.
Mientras la demanda de servicios de cuidados ha aumentado, el número de personas que
solían proporcionarlos de forma informal ha disminuido. Esto va a requerir
medidas concretas por parte de los políticos encargados de tomar decisiones
relativas a la salud y la protección social. Los países deben prepararse para afrontar las presiones que vendrán y cuanto antes lo hagan,
menores serán las condiciones de vulnerabilidad o exclusión social de los
adultos mayores.
Los cambios demográficos en América Latina y el Caribe implican,
también, un descenso en la cantidad de personas en edad de trabajar, obligando
a un número menor de contribuyentes a costear las necesidades de una
cantidad cada vez mayor de beneficiarios de los sistemas de seguridad social.
Pero, además, una mayor proporción de adultos mayores aumentará la demanda de servicios
de salud,
especialmente de aquellos relacionados con las enfermedades crónicas que son,
generalmente, los más costosos. En la región estas enfermedades se combinan
habitualmente con altos índices de enfermedades infecciosas, factor que supone
una presión adicional para la sanidad pública.
Un Observatorio virtual para monitorear el panorama
de la dependencia
Con el objetivo de proporcionar a los gobiernos
información precisa que permita diseñar políticas efectivas y ajustadas a la
realidad, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha creado un Observatorio
del Envejecimiento y Cuidados para documentar la situación demográfica de los
países latinoamericanos y caribeños, el estado de salud de sus adultos mayores,
sus limitaciones y su grado de dependencia, además de sus principales
características socioeconómicas. Aunque el Observatorio aborda los temas de las
pensiones y la salud, su propósito principal es llenar el vacío existente en el
área específica de los cuidados a personas dependientes que, inexorablemente,
va a acabar afectando a todos los países de América Latina y el Caribe.
En el
futuro, la meta es ofrecer una plataforma interactiva y virtual que
incluya información tanto sobre los factores que determinan la demanda de
cuidados como sobre la oferta y el costo de los servicios a la que puedan
acceder los encargados de tomar decisiones al respecto y los profesionales del
sector. Mientras construimos esta plataforma, te invito a leer las siguientes
publicaciones gratuitas:
El diseño
de políticas universales a largo plazo que mejoren la oferta de cuidados para
las personas dependientes aún no ha tomado fuerza. Tener una visión lo más
completa posible de las necesidades actuales y futuras de los cuidados, y
analizar la capacidad de respuesta que puedan tener las instituciones públicas
o privadas y las familias ante las demandas de una población envejecida, serán
claves para ayudar a que los adultos mayores vean y vivan su futuro con
optimismo.
Marco
Stampini es especialista líder en protección social del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID).
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