¿Y si lo dejo comer de mi comida? Expertos en microbiología y veterinaria aclaran los problemas que estos cariñosos gestos pueden acarrear a nuestra salud y la de nuestra máscota
Muchos
quieren a sus perros casi como si fueran hijos. Incluso más que a otras personas. Hasta el punto
de hablarles como si fueran bebés o dejarles dormir en sus camas. Algunos incluso están dispuestos a recibir besos en
forma de lametazos en la cara o compartir comida con ellos.
Precisamente una escena de este tipo se ha
viralizado en las redes sociales: una
mujer comparte su helado con perro salchicha y después sigue comiéndoselo. ¿Se
trata de una práctica saludable o no? El debate está servido en Internet. Hay
quien asegura que comparte sus alimentos y deja
que sus compañeros caninos le laman porque se trata de un gesto de cariño.
Otros, por el contrario, consideran que no debe ser sano que un perro, que
huele los orines y excrementos de otros animales —entre otras porquerías que
encuentran en la calle—, comparta nuestra comida o nos de besos en la cara.
Pero, ¿quién tiene razón? Esto es lo que opinan los expertos.
Hay
que evitar los lametones en la boca, los ojos, la nariz y las heridas
A
pesar de haber estudios, como uno publicado en la prestigiosa revista Nature, que
aseguran que tener una mascota desde la infancia podría ayudarnos a reducir el
riesgo de sufrir alergias o enfermedades como el asma, los expertos desaconsejan el contacto de la boca del
animal con nuestra cara y nuestros alimentos. "Hay que tener cuidado con los
lametones", afirma Manuel Sánchez Angulo, profesor de Microbiología de la
Universidad Miguel Hernández de Elche y miembro de la Sociedad
Española de Microbiología(SEM) porque
"el hocico del perro coge todo lo que hay ahí fuera".
El
catedrático de microbiología de la Universidad de Navarra y autor de Microbiota: los microbios de tu
organismo, Ignacio López-Goñi, recuerda que, a pesar de ser un gesto de cariño, el
animal acostumbra a lamer las heces y a otros perros, y dejar que nos chupe la
cara o la comida "puede transmitirnos patógenos
como bacterias, virus, hongos y parásitos que
pueden causarnos enfermedades". De hecho, explica Federico Vilaplana
Valverde, veterinario clínico, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios
de Cádiz y miembro del Consejo General de Colegios Veterinarios, "a través de un lametón pueden transmitirnos
infecciones bacterianas como E.
Coli, Camplylobacter o Salmonella"
Esto
no quiere decir que sea malo que adultos o niños jueguen con perros,
simplemente, continúa López-Goñi, hay que mantener unas normas de higiene:
"Que los lametones nunca toquen la boca, los ojos, la nariz o una
herida". No obstante, añade, "si tanto el dueño como el
perro están sanos, no suele haber nada que temer".
Es
importante corregir el gesto a tiempo
Este
gesto, que ayuda a los canes a reconocer nuestro estado de ánimo, aclara
Vilaplana Valverde, viene desde sus ancestros: "Representa
una señal de sumisión y cariño, dado que el perro es un
animal social que forma parte de un clan (en este caso, el entorno familiar) y
necesita mostrar pleitesía al resto de los miembros del grupo al que pertenece
frecuentemente". Pero también son capaces de mostrar estos sentimientos a
través de su lenguaje corporal y de los sonidos y "es responsabilidad del
propietario corregir este instinto porque supone un riesgo para la salud".
El
veterinario también recuerda que es primordial para la salud de la unidad
familiar tener al día las vacunas de los animales —la rabia, la leptospirosis
con sus diferentes serotipos, el parvovirosis, el moquillo o la hepatitis—.
Además de mantener su higiene, realizar las desparasitaciones
periódicas, mantenerlo alejado de las heces de otros animales, y
lavarse las manos con agua y jabón de forma regular tras jugar con él.
Tampoco
es sano para el animal
Alimentar
al animal con nuestra comida tampoco es bueno para él, aclara el veterinario:
"Su sistema digestivo es diferente del nuestro y podemos
provocarles graves problemas de salud". "El
pienso es lo más apropiado para controlar las calorías que ingiere, en función
de su edad, raza o del ejercicio que realice y así evitará problemas como
obesidad", añade y recomienda que antes de introducir cualquier tipo de
cambio en la alimentación de su can, consulte con un especialista.
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